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09-sep-2016 | #1 |
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La tormentosa historia del lápiz de labios rojo
La tormentosa historia del lápiz de labios rojo
Todos los años en el mundo se venden unos 700 millones de lápices labiales: esto significa que cada 22 segundos alguna mujer de nuestro planeta compra este cosmético tan útil. Durante toda nuestra vida, las mujeres nos comemos más o menos 4 kilógramos de la masa de lápiz de labios: es un efecto secundario de su uso, que en los tiempos antiguos podía incluso llevar a una tragedia. Al principio de su historia, los lápices labiales se producían a base de algunas sustancias venenosas... Durante siglos, este detalle tan útil para toda mujer que deseaba verse bien, fascinaba a los artistas y atraía a los hombres. Además de adorar los labios mujeriles y embellecer los rostros de las damas, el poder de pintalabios consiste en cambiar el comportamiento de sus portadoras: con los labios pintados (sobre todo de color rojo) nos hacemos más seguras de nosotras mismas, seductoras e inconformistas. ¿Sabías que la primera mujer conocida por usar una tintura roja en los labios fue la reina Nin Puabi de la ciudad sumeria, Ur, quien vivía durante el siglo XXV a.C? El el antiguo Egipto, las mujeres se untaban los labios con una pasta cuyo ingrediente principal eran las pierdas semipreciosas de color rojo y grasas vegetales. Mientras que algunas egipcian preferían el color rojo llamativo, otras optaban por el violeta, al que preparaban a base de yodo y bromo que, infortunadamente, era muy tóxico. La expresión "el beso de la muerte" en realidad surgió ya en aquellos tiempos... En las siguientes épocas, los canones de belleza iban cambiando y, junto con ellos, cambiaba la percepción de dicho cosmético. En la Edad Media, todas las mujeres que decidían teñirse el pelo o pintar los labios se consideraban pecadoras y sinvergüenzas que, por vanidad, se oponían a la voluntad divina y deseaban verse más llamativas. En la corte del rey Luis XIV se maquillaba ya todo el mundo: tanto los hombres, como las mujeres. Las mezclas semilíquidas necesarias para mejorar el aspecto de los nobles se llevaban el los pequeños envases, y su color rojo se debía a las cochinillas: insectos machacados a propósito. Pero los lápices de labios empezaron a caer en desgracia en toda Europa durante la Revolución Francesa, ya que eran un símbolo de la aristocracia: tan sólo por el hecho de tener los labios pintados uno podía perder la vida en una guillotina, o ser acusado de simpatizar con los más odiados miembros de la clase alta de la sociedad. Aunque en Inglaterra el asunto no podía provocar la muerte, en 1770 el Parlamento Británico decidió que las mujeres que habían seducido a un hombre con los labios pintados y lo llevaron al altar, han hecho algo despreciable, y dicho matrimonio podía terminar anulado. Por fortuna, a principios del siglo XIX se empezó a mirar los pintalabios de otra manera. Más tarde, su percepción iba mejorando. El 1 de mayo de 1883 dos droguistas franceses, durante la exposición internacional de Amsterdam han presentado una barrita para pintar los labios, hecha de una mezcla de cera de abeja, sebo de ciervo y aceite de ricino. Aunque sólo se la envolvía en un papelito y no disponía de un cierre como en la actualidad, las mujeres de Francia pronto empezaron a llamarla "stylo d’amour": lápiz de amor. ¡Así nació el pintalabios moderno! Gracias a la innovación consistente en cambio del envase (llevado a cabo por la marca Guerlain), y la gran popularidad que ha tenido el cosmético en Hollywood, los lápices de labios pronto se convirtieron en un "must have" de toda mujer. Desde entonces, los pintalabios no pasan de moda y suponen uno de los elementos cruciales de los maquillajes de la mayoría de las damas. Por más imposible de creer que parezca, incluso ha habido momentos en la historia cuando las barritas de color levantaban el ánimo y salvaban la moral de las mujeres que se enfrentaban a unos tiempos difíciles (p. ej. durante la segunda guerra mundial, o después de los atentados del 11 de septiembre de 2001). Por otro lado, en la Europa del año 1945 sucedió una historia cuya protagonista, Erika Riemann, terminó publicando por escrito recientemente en 2002. Cuando tenía 14 años, vivía en una parte de Alemania que estaba ocupada por los soviéticos. En uno de los retratos de Stalin que llenaban las calles de su ciudad, ha pintado un lazo rojo en la barba del gobernador ("porque su mirada era tan triste")... Esta inocente travesura fue considerada un acto de sabotaje, y la pobre Erica pasó 8 años de su juventud en los campos y cárceles de Torgau, Sachsenhausen y Hohneck. Hoy en día, muchas mujeres no pueden imaginarse salir de casa sin pintarse los labios. Este cosmético tan emblemático sigue atrayendo la atención de los demás, pero puede también servir de advertencia. A lo largo de los años, los pintalabios se han convertido en un punto final puesto sobre el atuendo típico de toda mujer que quiere cuidarse. Además, pintarse los labios en público es la única actividad relacionada con el maquillaje que no queda prohibida por las reglas de savoir-vivre. ¿Lo sabías? info. |
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Florderetama (09-sep-2016), javierdals (09-sep-2016), matigari (09-sep-2016), platoyvaso (11-sep-2016), Sandra0001 (10-sep-2016), Yo-yo (10-sep-2016) |
10-sep-2016 | #2 |
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Gracias, no conocía esta historia
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Usuarios que han agradecido este mensaje de Yo-yo | ||
platoyvaso (11-sep-2016) |
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