Navidad y año nuevo

[Gabriel Go Ol]

NAVIDAD Y AÑO NUEVO

En mi país México, “las fiestas” (Esto incluye por igual a Navidad y Año Nuevo), llegan casi siempre rodeadas de alta expectativa. Y dije “casi” siempre, porque este año, y a favor de la crisis mundial que se vive, esas expectativas han declinado bastante. Al menos en lo comercial. Y la mayor crisis de mi País muerte por doquier.........

Constituyen, mayoritariamente, un verdadero festival gastronómico y etílico (alcohol). La enorme mayoría de mexicanos come, en ambas fiestas y sus posteriores días de fiesta, no sé si decirte que como si fuera la última vez o la primera. Como si fuera obligatorio adquirir la barriga de Papá Noel.

En cuanto a la bebida, el alcohol en todas sus expresiones es, en estas épocas, casi te diría que el invitado de honor. Señores de la alta, funcionarios públicos, señoras almidonadas y hasta representantes de fuerzas del orden o de seguridad comparten, por igual, regulares o impresionantes borracheras. Y conste que no hablaré de curas ni de pastores.

No interesa demasiado si estas son producto de los altos status del champagne, de su familiar más pobre que es la sidra, del tradicional y antiguo vino tinto de los adultos o de los ríos o mares de cerveza que desparraman los más jóvenes: es borrachera y punto..

Lo positivo de estas celebraciones, es que las familias las aprovechan como epicentro de monumentales reuniones. Es un panorama clásico y habitual en mi tierra ver una casa donde los abuelos comparten una gran mesa con sus hijos, yernos, nueras, nietos y biznietos. Eso es excelente y reafirma lazos afectivos que cimientan con el tiempo las naciones.

Veinte o treinta personas cenando el 24 o 31 por la noche en una simple casa familiar. Diez o quince de esas personas, ya con algunas copas de más encima, peleándose ácidamente por cuestiones familiares guardadas en sus intimidades, en algunos casos, también. ¿Los abuelos? Bien, gracias. En el mejor de los casos, se habrán ido a dormir antes que el alcohol quitara las inhibiciones a los odios y rencores guardados en su prole.

De todos modos, ricos y pobres, buenos y malos, honrados y delincuentes, incrédulos y creyentes, cumplen casi todos con un mismo ritual. Cenar, esperar la medianoche, arrojar petardos o cohetes voladores, brindar con lo que puedan y de lo que sea, desearse mutuamente felicidades y hasta la próxima fiesta o hasta el año que viene.

Que ambas celebraciones lleguen juntas, es la solución que tienen a mano los matrimonios con familia individual viviente. Si en Navidad vamos a la casa de mamá y papá, para Año Nuevo deberemos ir a la de los suegros. Dentro de algunos años, el mismo ritual te tendrá como protagonista principal en una de las celebraciones.

A esta altura del texto te estarás preguntando por qué me he dedicado a contar estos pormenores tan domésticos o regionales. Simple: porque en lo espiritual, en mi país, en la Navidad prácticamente no existe.

Si en casi todos los Templos hay reuniones especiales! – Sí, es cierto, y tienen un buen criterio y valor como espectáculo. Pesebres, coros y cuanta expresión artística sea útil para que los niños se diviertan, se luzcan y disfruten. Pero yo me refería a lo ESPIRITUAL.

¡Mucha gente aprovecha para hablar del Señor en estas celebraciones! – Sí, es cierto; yo he sido uno de esos. Pero me duró hasta la tercera copa de mi interlocutor. De allí en más, yo hablo de Cristo y me responden de Buda, Confucio o Mahoma…etc.. Es complicado.

¿Y la misa de gallo de los católicos? – Sí, aquí también las hacen porque hay muchos católicos en México. Pero, ¿Me creerás si te digo que a esas misas nocturnas solamente concurren ancianitos o mujeres solas, o pobres que esperan poder recibir alguna ayuda de alguien?

A esta altura también podrás pensar por qué no invertí este tiempo y espacio en escribir algo más… , más pensado, más sólido desde lo literario. ¿Sabes por que? Porque los mejores artículos sobre Navidad, siempre los he leído de autores incrédulos. Los cristianos, ahí estamos; peleando entre algo que amamos, a Cristo, y algo que deploramos: misticismos, paganismos y mentiras a granel.

Voy a pasar una feliz Navidad, si Dios quiere, porque estaré con mi familia y sin borracheras ni conflictos y festejando lo más importante el nacimiento de Jesús. En lo personal sí, siempre; pero en lo global… una vez más, añado: espiritualmente, nada.

Todos saben, incrédulos y creyentes, que Jesús no nació en diciembre, que el arbolito que armamos el día x de diciembre es pagano y que Santa Claus es un invento comercial. Pero se lo aguantan por sus familias inconversas.

Y eso nos empareja bastante con el mundo que despreciamos. El mismo mundo al cual Dios amó hasta el punto de dar a su Hijo por él. ¿Curioso, no? De todos modos, creas o no, celebres o no, que tengas feliz Navidad y un próspero Año Nuevo, familia de Intercambionvirtuales. Dios les bendiga.